79 AD
Pompeya fue en otro tiempo una animada ciudad turística, llena de tabernas, grandes casas y momentos cotidianos que te resultan sorprendentemente familiares. La gente caminaba por sus calles bien pavimentadas, sin saber que la vida tal como la conocían desaparecería en un instante. Cuando Mount Vesuvius entró en erupción, todo quedó sepultado bajo una gruesa capa de ceniza, dejando a sus habitantes congelados en el tiempo. Hoy puedes ver los vaciados en la ciudad conservada de Pompeya, una ventana inquietante pero fascinante al pasado.
Desde calles bien conservadas hasta objetos cotidianos, esto es lo que encontrarás:
Encontraron a una mujer tirada en medio de una calle estrecha. A menudo la gente se refería a ella como la mujer embarazada, pero puede que sólo fuera una ilusión causada por la forma en que se recogía la ropa.
Se descubrió a dos hombres uno al lado del otro. Uno de ellos, probablemente de unos 30 o 40 años, era de complexión fuerte y tenía restos de lana cerca del cuello, lo que sugería que era un hombre de estatus vestido con túnica. El otro, mucho más joven -de unos 18 a 23 años-, llevaba una túnica plisada y tenía las vértebras comprimidas, señal de un trabajo pesado. Probablemente era un esclavo.
El mercader murió con las manos en alto, un clavo de metal le inmovilizaba la cabeza y el brazo. Los huesos de la muñeca mostraban una artritis grave, y las fracturas de la parte superior del brazo sugieren que había sufrido una dura caída en algún momento.
Entre los restos de una joven pareja estaba su niño, la víctima más joven hallada en Pompeya. Según sus dientes, tenía entre 12 y 14 meses cuando ocurrió el desastre.
En un principio se pensó que eran dos mujeres, pero estas figuras abrazadas resultaron ser dos hombres: uno de unos 18 años y el otro unos 20 años mayor. Al principio se pensó que eran padre e hijo, pero las pruebas demostraron que no estaban emparentados, insinuando la posibilidad de un vínculo romántico.
Encadenado a una pared sin posibilidad de escapar, este esclavo no tuvo más remedio que enfrentarse a su destino. Su cuerpo fue encontrado boca abajo, un desgarrador recordatorio de lo impotente que estaba cuando el volcán entró en erupción.
Uno de los hallazgos más desgarradores de Pompeya es el molde de un perro guardián, descubierto aún encadenado fuera de la Casa de Orfeo. Las tachuelas de bronce de su collar marcan su papel de protector, abandonado tras la huida de sus dueños.
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Sí, los arqueólogos creen que aún quedan restos óseos por descubrir en Pompeya. Las excavaciones continúan, y se siguen encontrando nuevos restos humanos en zonas no excavadas o bajo capas de ceniza volcánica y escombros.
No, entre los cadáveres recuperados hay personas de diversas clases sociales. Aunque algunos restos pertenecen a individuos más ricos, como demuestran las joyas y las lujosas casas, muchos eran ciudadanos comunes, esclavos y trabajadores que no pudieron escapar de la erupción.
Los acontecimientos volcánicos, como la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C., provocan una rápida exposición a un calor extremo, que puede vaporizar los tejidos blandos al instante. A menudo, los cadáveres se envolvían en ceniza volcánica, que conservaba huecos donde se descomponían los restos, lo que permitió a los arqueólogos modernos crear moldes de yeso de las víctimas.
Sí, el Monte Vesubio sigue siendo un volcán activo y está considerado uno de los más peligrosos del mundo debido a su proximidad a zonas densamente pobladas. Aunque se vigila estrechamente, podría producirse una erupción en el futuro, lo que la convierte en una amenaza potencial.